Hablaré con el jardín,
hablaré con el que se fue.
Todos quieren mi montaña,
todos quieren mi montaña.
De la mitad de las sombras
la mitad partida siempre...
Solo quedan las alturas,
solo quedan las alturas,
Trepen a los techos ya llega la aurora,
trepen a los techos ya llega la aurora.
Andaré por el corral,
donde no hay cautivos ya.
Pagarán por mi montaña,
pagarán por mi montaña...
Comeré lo que comer,
dormiré y me afeitaré.
La montaña es la montaña,
la montaña es la montaña...
Trepen a los techos ya llega la aurora,
trepen a los techos ya llega la aurora.
Luis Alberto Spinetta
Mi montaña, asi se llama mi tapiz acolchado. El nombre surgió durante la clase de patch de Barguello. Mientras Ceci nos daba las instrucciones para que las formas que eligiéramos se acomodaran en la tela, yo hice un boceto del mío –que resultó ser el más sencillo-. Una curva simétrica ascendente. Al instante, Tere exclamó: “¡eso es una montaña!”, y al instante recordé la canción de Spinetta, y me pareció que era un nombre precioso, una canción preciosa, y con el tiempo, un acolchado precioso. O al menos a mí me lo parece.
Y así, las tardes de Patch en lo de Ceci, las buenas compañeras, las canciones, las telas, van dando sus frutos…. Trepen a los techos ya llega la aurora
Hermosa esa montaña de colores alegres y muy prolijo el quilteado. Te felicito
ResponderEliminarme encantan las chauchas que trepan la montaña!!!!!
ResponderEliminarEsas chauchas fueron un suceso!!! comí chauchas todo el verano. Tiernitas, sin hilos, y de un verde profundo.
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